-¿No se desanima usted después de fracasar tantas veces?
-¿Fracasar? No sé de qué me hablas. En cada pasó descubrí un motivo
por el que la bombilla no funcionaba.
Ahora ya sé mil maneras en que no se debe fabricar una bombilla.
"Albert Einstein"
-¿Fracasar? No sé de qué me hablas. En cada pasó descubrí un motivo
por el que la bombilla no funcionaba.
Ahora ya sé mil maneras en que no se debe fabricar una bombilla.
"Albert Einstein"
sábado, 29 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
UD.4 NARRATIVIDAD. ESENCIAS
Antón Giulio decía, “Buscamos las esencias interiores de las cosas, el movimiento puro”1 un aspecto más íntimo, más espiritual, es lo que busco en este autorretrato, conseguir llegar a la parte más trascendente de mi misma. Jugar con ese espacio y tiempo fotográfico del que hemos hablado en los anteriores temas para poder trasmitir algo aparentemente imposible en la realidad. Esta imagen es una mirada íntima de mí misma, una conciencia, una retrospectiva, representada a través del movimiento.
Para Durand lo movido “propone una realidad de inmediato duplicada con una desviación con respecto a ella misma: un signo reconstruido, un signo de arte que intenta expresar un impulso del cuerpo que se inscribe en el tiempo hecho visible.”2 Con este impulso del cuerpo pretendo representar una personalidad, un hecho invisible, no real, o mejor dicho, propio.
El movimiento me permite crear una historia sobre mi misma. El largo tiempo de exposición me permite aparecer luchando contra mí, y ese corte tiempo dentro una larga exposición me permite contar en un espacio bidimensional un concepto, una esencia.
“Un instante perpetuo: una fracción de segundo, es verdad, pero “eternizado” tomada de una vez para siempre, destinada (ella también) a durar, pero en el estado mismo en que ha sido captada y cortada.”3 El tiempo en la imagen, queda seccionado, el espacio también, en este caso, añadiría que también queda cortado un aspecto de mi ser respecto a los otros, como si de un fuera de campo se tratara; “ese ausente se lo sabe presente, pero fuera-de-campo, se sabe que estaba allí en el momento de la toma, pero a un lado. (...) Toda fotografía, por la visión parcial que nos presenta, se duplica necesariamente con una presencia invisible, con una exterioridad de principio, significada por el gesto mismo del recorte que implica el acto fotográfico.”4
Me atraía la posibilidad de representar en una imagen el espíritu de una persona, algo aparentemente imposible, una verdad absoluta para mí. Atrapar una esencia es lo que buscan la gran mayoría de los fotógrafos, atrapar lo inmaterial, ese momento de poseer algo que no se puede. Todo esto te lo permite la fotografía y quizás es esto lo que me llame tanto la atención de la misma. Poder crear esencias y poder comunicarlas.
“Debe establecerse un equilibrio entre esos dos mundos, el interior y el exterior que, en un diálogo constante, forman uno solo, y ése es el mundo que debemos comunicar.”5 Cartier Bresson. Para Bresson lo importante era cazar ese instante decisivo, para mí todos los momentos lo son, si realmente sabes mirar, puedes crear momentos decisivos, instantes, experiencias vividas y no vividas, esto es lo que te permite la fotografía.
1 “Espacio y tiempo fotográficos”. Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estetica y Teoria de las Artes. Madrid. 1991. Pág. 25
2 “El tiempo de la imagen. Ensayo sobre las condiciones de una historia de las formas fotográficas”. Durand. Ed Universidad de Salamanca. 1998. Pág. 65
3 “ El golpe del corte” Dubois. “El acto fotográfico”. Paidos. Barcelona 1986. Pág. 148
4 “ El golpe del corte” Dubois. “El acto fotográfico”. Paidos. Barcelona 1986. Pág. 148
5 “El instante decisivo” Cartier-Bresson. “Fotografíar del natural” Ed. GG. Barcelona 2003. Pág. 31
UD.3 FOTOGRAFÍA Y VERDAD
CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN TRUE DE THOMAS JOSHUA COOPER
“La primera de todas las fuerzas que hoy dirigen el mundo es la mentira” Jean-François Revel, La connaissance Inutile.
El problema de la verdad en la fotografía sigue siendo un tema de discusión de lo más actual. El espectador es el verdadero dotador de significación de la imagen, puesto que éste según su percepción, encontrará según su cultura, contexto y conocimiento un grado mayor o menor de realidad en la imagen. El autor de la obra es pues, quien ofrece al público una posibilidad entre muchas en la fotografía, y de lo que él depende simplemente es su grado de honestidad.
Joan Fontcuberta dice: “Las fotografías no se encargan de corroborar nuestra verdad o de asentar nuestro discurso sino exclusivamente de cuestionar las hipótesis en que otros pueden fundamentar su verdad”. 1
Lo que Thomas Joshua Cooper nos muestra en su exposición es un discurso con una mirada íntima de las partes del mundo en las que vivimos. Muchas de esas partes que jamás hemos visto en persona para la gran mayoría de nosotros, o que si las hemos visto ha sido a través de las imágenes. Lugares no experimentados por nosotros pero sí vistos a través de una pantalla o una fotografía y que consideramos reales. ¿Pero que ocurre cuando nos presentan una imagen totalmente en blanco o en negro?. Quizás sean ambas las imágenes más impactantes de esta exposición y quizás también, esto sea porque no podemos identificar nada en ellas, esa seguridad de real, de verdad, de documento, se difumina ante estas imágenes y pone en duda nuestro conocimiento.
“Una tierra de nadie que propicia para el artista responsable el rol de demiurgo y le alienta a sembrar dudas, destruir certezas, aniquilar convicciones para, a partir del caos, edificar una sensibilidad y un pensamiento nuevos”. 2
Los paisajes que aparecen en esta obra parecen edificar esta sensibilidad de la que Fontcuberta habla para liberarse de toda nuestra falsa idea de realidad, o como dice Jeff Wall: “Ya sabemos casi todos que la realidad no existe, sin embargo no deja de sorprendernos nuestra propia inocencia al ver y aceptar como real lo que simplemente procede de la identificación, del reconocimiento externo de sus características físicas.” 3
La verdad que aquí se muestra pues es la del autor, que desde sus fotografías nos proyecta una percepción propia llena de intimidad, abstracción, incluso misticismo, llena de posibles en lugares concretos, llena de posibles verdades.
Al recorrer esta exposición se encuentra uno ante la sensación de que el autor trata hacer visibles las esencias invisibles, tal vez de la nada, y se pierde en la búsqueda de la verdadera realidad de las imágenes.
Para Soulages “La fotografía es una pequeña voz. Yo creo en ella. Si está bien concebida a veces de deja oír”. 4 Las imágenes que podemos ver aquí son esa clase de fotografías, que te permiten esta reflexión, esta posibilidad de hacerse oír, si uno no se queda en la superficialidad de ellas, si busca en lo más profundo, si no busca el reconocimiento de las partes del mundo desde donde se realizaron, si va más allá.
Estas imágenes nos llegan a transmitir pues, no una realidad del objeto fotografiado sino una realidad del mismo autor, Thomas Joshua Cooper. Soulages también dice que, “la fotografía no nos dice tanto la verdad el objeto como el punto de vista del sujeto que fotografía”5, este proyecto nos lleva mucho más allá y nos permite ver las imágenes adentrándote en ellas, adentrándote en una inmensidad infinita.
1 Fontcuberta. Gustavo Gili. Barcelona 1997. “El beso de Judas. Fotografía y verdad”. Capítulo “Verdades, ficciones y dudas razonables”. Pág 142
2 Fontcuberta. Gustavo Gili. Barcelona 1997. “El beso de Judas. Fotografía y verdad”. Capítulo “Verdades, ficciones y dudas razonables”. Pág 161
3 “Diseñando la realidad” Olivares. Lápiz nº107. Pág.26
4 “El objeto del reportaje. De las ilusiones a las creaciones” François Soulages. “Estética fotográfica”. La Marca. Buenos Aires. 2005. Pág 39-40
5 “El objeto del reportaje. De las ilusiones a las creaciones” François Soulages. “Estética fotográfica” La Marca. Buenos Aires. 2005. Pág 54
UD.2 RELACIÓN ENTRE LA REALIDAD A FOTOGRAFIAR Y LA REALIDAD FOTOGRÁFICA
APARTADO A):
A.1. ESPACIO IMAGINARIO:
En mi imagen propuesta, el espacio imaginario consta de: un trozo de una mano y otro de la otra, exactamente la parte proximal y media de las mismas; la parte dorsal del antebrazo y otro trozo del brazo. Justo sobre la parte media del brazo aparece una pequeña zona con fuego y en el lado izquierdo del fuego una pequeña zona blanquecina lo que en conjunto podría ser una vela. El resto de la imagen está totalmente oscura exceptuando la parte derecha e inferior de la imagen la cual se aclara por algo no reconocible.
A.2. ESPACIO REAL
Es una imagen plana (bidimensional), a color, cuyo soporte es el papel cuando se me entrega y, posteriormente, es una pantalla de ordenador una vez escaneada la imagen. Este espacio está distribuido por zonas de color más o menos oscuras, con un gran contraste entre esas zonas de color (en su mayoría tonos naranjas) y las zonas de ausencia del color, es decir, negras. Predominan aún así, las zonas de negro, que aparecen en las 3/4 partes de la imagen aproximadamente. La imagen es rectangular y está dispuesta de forma horizontal. El tamaño de la imagen está fijo mientras su soporte sea el papel que se me entregó, pero varía en la pantalla del ordenador a través de las ordenes que yo le doy de agrandar o empequeñecer la imagen.
El tercio vertical más derecho de la imagen es totalmente negro excepto en la parte inferior del mismo en la cual se observa una zona blanquecina un tanto difuminada.
Para hacer más sencilla la descripción de la imagen, la he dividido en líneas verticales y horizontales, no he podido subir la imagen pero he colgado la plantilla que hice sobre ésta.
Sobre la línea A y sobre el espacio que queda entre las líneas 2 y 3 hasta llegar a la línea B se encuentra la zona anaranjada de la imagen, en ella puedo identificar dos formas, una especie de óvalo en la parte superior de la línea A y un triángulo entre las líneas 2 y 3 hasta llegar a la B aproximadamente. La zona de mayor peso visual de la imagen es ésta y se encuentra alejada del centro geométrico, además marca una línea de lectura de la imagen en forma de zig-zag. Esta zona está en contraposición del fondo oscuro.
En la línea 2 y casi llegando a la línea A hay una pequeña zona más blanquecina y difuminada.
El contraste de color crea tensión (elemento dinámico) a la imagen y se puede decir que es una imagen simple, con pocos elementos.
APARTADO B):
Para empezar a describir el significado de mi imagen como signo, creo que es necesario conocer el significado de esta misma palabra. Según el diccionario de La Real Academia Española, signo es todo aquello que:
“1. m. Objeto, fenómeno o acción material que, por naturaleza o convención, representa o sustituye a otro.”
“2. m. Indicio, señal de algo. Su rubor me pareció signo de su indignación”
“3. m. Señal o figura que se emplea en la escritura y en la imprenta.”
“4. m. Señal que se hace por modo de bendición; como las que se hacen en la misa.”
En todas sus acepciones aparece la palabra “señal”.
También Joly en La imagen fija, nos dice que, “Los signos que son los síntomas o los síndromes (conjunto de síntomas). Estos signos, de los que habla Hipócrates, son entonces sinónimos de síntomas, pero también de “prueba” o de “índice”1. Aquí, Joly, cambia la palabra señal por “síntomas”, pero al fin y al cabo, todo nos lleva a lo mismo.
Si bien, entonces podemos hablar de signo como señal, debo asociarlo rápidamente a la palabra indicio.
Según André Bazin en su texto sobre La ontología de la imagen fotográfica: “La imagen fotográfica aparece como entrada, simple y únicamente, como una huella luminosa, como el rastro fijado sobre un soporte bidimensional sensibilizado por cristales de halogenuro de plata, de una variación de luz emitida y reflejada por fuentes situadas a distancia en un espacio de tres dimensiones”.2
Signo e index están íntimamente relacionados ya que el signo más puro de que lo que aparece en mi fotografía estuvo allí es su index, es decir, la luz que hace posible su imagen, esa huella luminosa de la que habla Bazin.
Es posible que yo vea la imagen que se me dio, por el hecho de que la luz (signo), estuvo allí, es una huella de la presencia del objeto y del cuerpo también aunque el significado de esto sea distinto según el receptor de la imagen, por eso el index de la presencia de un cuerpo es menos pura que el index de la huella luminosa que es estrictamente necesaria.
“Por lo tanto la fotografía, es ante todo índice, y sólo a continuación puede llegar a ser semejanza o icono y adquirir sentido con el símbolo.”3
Así que se puede hablar de la significación de signo e index al mismo tiempo, por que la luz que produce la fotografía es la señal y la huella de un espacio y tiempo reales.
Sin el index la foto no sería posible, “la fotografía puede mentir en lo que se refiere a su significado, pero nunca en lo que se refiere a su propia existencia.” 4
Barthes también nos dice en La cámara lúcida algo parecido“ella no inventa, es la autentificación de la misma; no miente nunca; o más bien, puede mentir sobre el sentido de la cosa, siendo por naturaleza tendenciosa, pero no puede mentir sobre su existencia”. 5
A partir de aquí viene el error del ser humano confundiendo su significado de verdad y realidad, éste, atestigua la presencia del sujeto/objeto (el cuerpo de mi imagen) y lo toma en posesión. Lleva al presente un momento del pasado y lo ve como un espejo de la realidad.
En este caso, mi imagen se puede confundir fácilmente con la realidad puesto que es muy semejante a lo que representa.
Muchos han sido los mitos a lo largo de la historia que hablan de la imagen como posesión de la realidad, una forma de traer al presente un momento pasado o una manera de detener el tiempo y el espacio permaneciendo la “imagen-realidad” junto a la persona.
Se puede recordar, por ejemplo, el mito de la dama de Corinto que dibuja en la pared la sombra del amado antes de verlo marcharse, para tenerle siempre presente o el mito de Butades, parecido al anterior.
Ver la no-realidad de las cosas es mucho más sencillo, sobre todo en fotografía, donde las experiencias desagradables ya no las experimentas en primera persona y te permite alejarte de la realidad. Es como una prueba de existencia donde varían los significados según los receptores.
Siguiendo con el icono, “donde existe una relación de parecido o semejanza entre el signo y su referente, por ejemplo una pintura figurativa o una fotografía”.6
Se puede decir que mi imagen es icono de un cuerpo, ya que al ver una parte del mismo dentro del espacio imaginario completamos la figura de aquello que nos es familiar, que conocemos o hemos experimentado, se parece a un cuerpo, a una parte de él. Se parece a lo que conocemos como cuerpo, por lo que así funciona como icono, pero sigue siendo una imagen de un cuerpo, un trozo de papel en el que aparecen unos brazos que sostienen una vela, no es el cuerpo en sí presente, no lo poseo.
Para Pierce, “Cualquier cosa, cualidad, individuo existente o ley, es el icono de algo mientras se parezca a otra cosa y se utilice como signo de esta cosa”.7
Por último “el símbolo, donde la conexión es arbitraria entre la imagen y lo que representa, por ejemplo, en los semáforos, el verde se decidió que era seguir adelante”. 8
También Joly habla de él: “el símbolo mantiene con lo que representa una relación arbitraria, convencional”.
En este caso, mi imagen no contiene mucho de símbolo. Para cada persona puede significar una cosa distinta. Por otra parte, podría decirse que el cuerpo desnudo que aparece (según mi percepción), junto a una vela y aparentemente solo se ha podido ver en otros contextos como significado de intimidad, de erotismo o sexualidad. Comentar también que esto fue un momento muy importante en la historia de la fotografía. El paso de poder ver un cuerpo desnudo en fotografía como arte fue tanto periodo de discusión como de innovación, de ruptura con esa época.
Como conclusión me quedo con una frase de Marga Clark que creo que resume perfectamente el tema visto:
“Las fotografías no sólo son un registro de algo que está “allí”, sino que también demuestran una visión especial y una forma única y diferente de ver las cosas.”9
1 “El enfoque semiológico” Joly. “la imagen fija”. La marca. Buenos Aires. 2003 Pág. 17
2 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 54
3 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 54
4 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 55
5 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 56
6 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 53
7 “El enfoque semiológico” Joly. “la imagen fija”. La marca. Buenos Aires. 2003 Pág. 40
8 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 53
9 “Imagen y realidad: transformación de lo real” Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estética y Teoría de las Artes. Madrid. 1991. Pág 43
jueves, 13 de enero de 2011
¿QUÉ ES UNA FOTOGRAFÍA?
“No puedes fiarte de tus ojos si tu imaginación no está enfocada.” (Mark Twain)
Después de toda una vida rodeada de imágenes y fotografías, nunca antes me había planteado esta pregunta, ¿qué es una fotografía?.
Bien, si buscamos el origen etimológico de la palabra, descubrimos que el término está construido de dos palabras provenientes del griego: PHOS y GRAPHOS.
PHOS, photo: luz.
GRAPHOS: escribir, dibujar, describir.
Por lo que la primera definición de fotografía sería “Escritura, dibujo o descripción con luz”. Pero quedarnos con este concepto no aclararía mucho de la respuesta que aquí busco.
Aunque la presencia de la fotografía en nuestra cultura está muy arraigada, se desconoce mucho de ella, convirtiendo poco a poco el mundo ficticio de la imagen en el mundo real en el que vivimos.
Muchas de las personas de a pie, ponen al mismo nivel la fotografía y la realidad, creando un nuevo mundo totalmente falso. Nos volvemos espectadores de algo que reconocemos como realidad, y sin embargo, no es más que una desfiguración de la misma. Flusser en Una filosofía de la vida dice: “El hombre ex-siste, es decir, no accede al mundo de forma inmediata, sino a través de las imágenes, que le permiten imaginarlo. Pero en cuanto se lo representan, se interponen entre el mundo y el hombre. Sirven como mapas y se convierten en pantallas: en lugar de representar el mundo, lo desfiguran, hasta que el hombre finalmente empieza a vivir en función de las imágenes que crea”[1]. Aquí, Flusser, todavía no nos habla de la imagen técnica como es la fotografía, sino de una primera abstracción de la realidad: “El hombre olvida que ha sido él mismo quien generó las imágenes para orientarse en el mundo. Cuando pierde la capacidad de descifrarlas, empieza a vivir en función de sus propias imágenes: la imaginación se convierte en alucinación”[2]. Mucho más lejanas a la realidad, son pues las imágenes fotográficas que Flusser considera de tercer nivel de abstracción, es decir, aquellas que: “Abstraen de textos que abstraen de imágenes tradicionales que abstraen, como hemos visto, del mundo concreto”[3].
La imagen fotográfica no es pues la realidad ya que no es una verdad total de la misma sino una abstracción de ella, sin tener en cuenta todavía que desconocemos aquello que llamamos realidad.
En mi opinión, la fotografía es la representación que cada uno hace sobre un tiempo y un espacio (o varios de ellos) y que varía en función de la percepción de cada uno. Teniendo en cuenta que no percibimos, ni procesamos, ni olvidamos la información de la misma manera, y ni siquiera reaccionamos igual ante los distintos estímulos de la Naturaleza, la realidad nunca podrá ser totalmente universal y por lo tanto no podremos hacer una diferenciación objetiva de una realidad verdadera o falsa.
Por lo tanto, es un documento de representación de nuestra propia percepción y de nuestro procesamiento particular de la información y somos nosotros quienes decidimos cómo representarla y qué suprimir o añadir a la imagen que compondrá nuestra proyección mental y que, pasará a ser un espacio bidimensional abstraído de uno tridimensional (términos que utilizan Ramírez o Flusser para hablar de esta abstracción).
Durante toda la historia se ha discutido sobre el significado de la fotografía, su utilidad y preferencia o rechazo con respecto a otras materias como la pintura y me parece importante hablar sobre ello para entender mejor la naturaleza de la fotografía.
Juan Antonio Ramírez, en Medios de masas e historia del arte, hace una diferenciación entre la fotografía y la pintura basado en la intervención de la percepción humana dentro de ambos sistemas de representación de la realidad: “ La fotografía no muestra necesariamente la realidad mejor que los pintores, no tiene por qué ser más objetiva en un sentido amplio, pero sí elimina (o aminora, ya que mucho depende del fotógrafo) la subjetividad de esa captación: la cámara no tiene “historia personal” (...) La diferencia esencial con la pintura radica aquí precisamente, la fama de la fotografía como medio realista se cimienta, más que en la ausencia de mediaciones para representar el mundo, en la menor injerencia en el proceso de la personalidad del creador”[4].
Estoy de acuerdo hasta cierto punto en esto, porque no me parecen tan alejados ambos medios. En mi opinión, como dice Antonio Ramírez, un medio no muestra una realidad de forma más objetiva que el otro, pero tampoco creo que en la fotografía se elimine esa subjetividad de la captación de la realidad. La cámara es una herramienta más, al igual que en la pintura lo es el pincel, y ninguna de esas herramientas tiene una “historia personal”. Con esto quiero decir que, el que está detrás de esa herramienta siempre, de una manera u otra y en mayor o menor medida, intervendrá en el resultado, porque éste siempre tendrá una manera particular de representar la realidad (subjetiva). Si bien es cierto que, “la fotografía capta implacablemente todo lo que, situado dentro del cuadro de visión (encuadre), es susceptible de impresionarse en la placa”[5] Juan Antonio Ramírez, este cuadro de visión podrá modificarse por el sujeto que fotografía y que incluso, una vez realizada la imagen con la cámara, ésta podrá seguir variando según las decisiones que tome dicho sujeto. Puesto que, de ambas formas la modificación de la imagen puede darse, no creo que se pueda decir que una sea más objetiva que la otra, ni que cuente de mejor forma la realidad (subjetiva).
En la imagen que presento al inicio de esta reflexión, puedo ver estas conclusiones de manera clara. Esta imagen realizada por un sujeto (Paul Lung), representa una realidad, en este caso la de un mono, ahora bien, si esa imagen en vez de estar hecha con grafito estuviera realizada con una cámara fotográfica no sería más objetiva. Cuando miramos la imagen ni siquiera nos damos cuenta de la herramienta que ha sido utilizada, por lo que no nos representaría mejor la realidad un método que otro, y además serían imágenes totalmente distintas.
He concluido pues de todo esto que, la fotografía es una forma de comunicación tanto externa como interna, en la que el creador a través de su conocimiento y su percepción del mundo, proyecta una realidad particular, que es totalmente suya, pero que no es la realidad o verdad universal, sino su modo de representarla, ayudado por la luz que queda registrada mediante la cámara y otros elementos técnicos y físico-químicos que son necesarios para el acto fotográfico.
El problema viene cuando la fotografía se confunde con la realidad distanciándola todavía más del sujeto al no saber codificar el significado que contiene, “lo que en ellas se ve no parece ser símbolos que necesiten ser descifrados, sino síntomas del mundo (...) lleva al contemplador a considerarlos no como imágenes, sino como ventanas. Las cree como a sus propios ojos. Consecuentemente, no las critica como imágenes, sino como cosmovisiones (si es que las critica)”[6], Flusser. Nos engañamos y acabamos creyendo más en lo que nos muestran esas imágenes fotográficas de las que vivimos rodeados que en nuestra propia experiencia de la realidad y sin embargo, no fue esa la intención de la fotografía, no la de alejarnos del mundo, sino la de acercarnos a él, pero una vez más, acabamos distorsionando los significados según nos conviene a cada uno y hacemos un análisis del mundo a través de las imágenes que lo representan.
[1] Flusser, “Una filosofía de la fotografía”. Capítulo 1, “La imagen”. Madrid. Ed. Síntesis. 2001. Pág. 13
[2] Flusser, “Una filosofía de la fotografía”. Capítulo 1, “La imagen”. Madrid. Ed. Síntesis. 2001. Pág. 13
[3] Flusser, “Una filosofía de la fotografía”. Capítulo 2, “La imagen técnica”. Madrid. Ed. Síntesis. 2001. Pág. 17
[4] Juan Antonio Ramírez, “Medios de masas e historia del arte”. Capítulo 3.1. “La fotografía”. Ed. Cátedra. 1992
[5] Juan Antonio Ramírez, “Medios de masas e historia del arte”. Capítulo 3.1. “La fotografía”. Ed. Cátedra. 1992
[6] Flusser, “Una filosofía de la fotografía”. Capítulo 2, “La imagen técnica”. Madrid. Ed. Síntesis. 2001. Pág. 18
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