Antón Giulio decía, “Buscamos las esencias interiores de las cosas, el movimiento puro”1 un aspecto más íntimo, más espiritual, es lo que busco en este autorretrato, conseguir llegar a la parte más trascendente de mi misma. Jugar con ese espacio y tiempo fotográfico del que hemos hablado en los anteriores temas para poder trasmitir algo aparentemente imposible en la realidad. Esta imagen es una mirada íntima de mí misma, una conciencia, una retrospectiva, representada a través del movimiento.
Para Durand lo movido “propone una realidad de inmediato duplicada con una desviación con respecto a ella misma: un signo reconstruido, un signo de arte que intenta expresar un impulso del cuerpo que se inscribe en el tiempo hecho visible.”2 Con este impulso del cuerpo pretendo representar una personalidad, un hecho invisible, no real, o mejor dicho, propio.
El movimiento me permite crear una historia sobre mi misma. El largo tiempo de exposición me permite aparecer luchando contra mí, y ese corte tiempo dentro una larga exposición me permite contar en un espacio bidimensional un concepto, una esencia.
“Un instante perpetuo: una fracción de segundo, es verdad, pero “eternizado” tomada de una vez para siempre, destinada (ella también) a durar, pero en el estado mismo en que ha sido captada y cortada.”3 El tiempo en la imagen, queda seccionado, el espacio también, en este caso, añadiría que también queda cortado un aspecto de mi ser respecto a los otros, como si de un fuera de campo se tratara; “ese ausente se lo sabe presente, pero fuera-de-campo, se sabe que estaba allí en el momento de la toma, pero a un lado. (...) Toda fotografía, por la visión parcial que nos presenta, se duplica necesariamente con una presencia invisible, con una exterioridad de principio, significada por el gesto mismo del recorte que implica el acto fotográfico.”4
Me atraía la posibilidad de representar en una imagen el espíritu de una persona, algo aparentemente imposible, una verdad absoluta para mí. Atrapar una esencia es lo que buscan la gran mayoría de los fotógrafos, atrapar lo inmaterial, ese momento de poseer algo que no se puede. Todo esto te lo permite la fotografía y quizás es esto lo que me llame tanto la atención de la misma. Poder crear esencias y poder comunicarlas.
“Debe establecerse un equilibrio entre esos dos mundos, el interior y el exterior que, en un diálogo constante, forman uno solo, y ése es el mundo que debemos comunicar.”5 Cartier Bresson. Para Bresson lo importante era cazar ese instante decisivo, para mí todos los momentos lo son, si realmente sabes mirar, puedes crear momentos decisivos, instantes, experiencias vividas y no vividas, esto es lo que te permite la fotografía.
1 “Espacio y tiempo fotográficos”. Marga Clark. “Impresiones fotográficas” Ed Instituto de Estetica y Teoria de las Artes. Madrid. 1991. Pág. 25
2 “El tiempo de la imagen. Ensayo sobre las condiciones de una historia de las formas fotográficas”. Durand. Ed Universidad de Salamanca. 1998. Pág. 65
3 “ El golpe del corte” Dubois. “El acto fotográfico”. Paidos. Barcelona 1986. Pág. 148
4 “ El golpe del corte” Dubois. “El acto fotográfico”. Paidos. Barcelona 1986. Pág. 148
5 “El instante decisivo” Cartier-Bresson. “Fotografíar del natural” Ed. GG. Barcelona 2003. Pág. 31
No hay comentarios:
Publicar un comentario