-¿No se desanima usted después de fracasar tantas veces?
-¿Fracasar? No sé de qué me hablas. En cada pasó descubrí un motivo
por el que la bombilla no funcionaba.
Ahora ya sé mil maneras en que no se debe fabricar una bombilla.
"Albert Einstein"

sábado, 30 de abril de 2011

TRABAJO POR GRUPOS: LA INTERPRETACIÓN

LA INTERPRETACIÓN DE LA IMAGEN

El texto que escribo a continuación está basado fundamentalmente en las ideas que Susan Sontag aporta en el libro “Contra la interpretación” y que utilizo como guión para realizar este trabajo. Este texto es para mí básico para entender la manera en la que usamos la interpretación ante una obra y con el que identifico mis ideas en mayor medida.

A lo largo del curso hemos hablado de las distintas teorías que surgen desde la aparición de la fotografía y de lo que esas teorías han influido sobre y desde las sociedades más antiguas hasta las más actuales. Desde la primera, que nos habla de una mimesis entre fotografía y realidad, se busca una justificación, un valor que otorgarle.

Susan Sontag nos explica que esto no ocurre sólo en la fotografía, sino en el arte en general. Desde los filósofos griegos se discute sobre el valor del arte y, mientras que para Platón es algo dudoso “al considerar los objetos materiales ordinarios como objetos miméticos en sí mismos, imitaciones de formas o estructuras transcendentes, aun la mejor pintura de una cama sería sólo una imitación de una imitación”1 (Susan Sontag); para Aristóteles tiene una gran utilidad terapéutica al tener la capacidad de suscitar emociones.

Pero esto no cambia llegadas las posteriores teorías; se sigue buscando una justificación de la obra de arte, ya que, aunque desechada la teoría mimética y aceptada la obra subjetiva del autor, se sigue viendo a la imagen como una realidad o como Joan Fontcuberta nos dice hablando sobre la fotografía: “Nos seduce por la proximidad de lo real, nos infunde la sensación de poner la verdad al alcance de nuestros dedos...para terminar arrojándonos un jarro de agua fría a la cabeza”2. Esto, que ocurre actualmente, se ve reforzado al vivir en la sociedad de la imagen, puesto que toda información nos llega a través de ella y “necesitamos” confiar en la supuesta verdad de esta información.

El problema que surge a partir de esto es que se empieza a separar la forma del contenido de la imagen otorgándole mayor importancia al contenido y buscándole un significado, un “esto quiere decir”.

Para Susan Sontag esta idea de contenido se convierte en un obstáculo que nos obliga a tener que justificar y defender una obra, y esto, es lo que nos llevará a la intención de interpretarla, con su correspondiente consecuencia, la mutilación de dicha obra.

Sin embargo, hay una diferenciación clara entre la interpretación en la antigüedad clásica y la actual; mientras que anteriormente la interpretación se utilizaba de manera respetuosa con la obra, aunque alterándola, “los intérpretes siempre sostendrán estar revelando un sentido presente”3 en ella; en la actualidad se destruye el significado de la obra escribiendo otro que pudiera ser el verdadero.

En la sociedad actual comprender una obra significa desmenuzarla buscando un significado que no aparece en la imagen, o como dice Susan Sontag: “Comprender es interpretar. E interpretar es volver a exponer el fenómeno con la intención de encontrar su equivalente”4 Será ese significado que le otorguemos el que impongamos como verdadero y el que destruya la obra. Imponiendo un significado interpretativo se reduce la obra a un contexto, un pensamiento, una experiencia, una cultura...única y propia, pero distinta en cada individuo, nos adueñamos de la obra. 

“La interpretación es la venganza que se toma el intelecto sobre el arte. Y aún más. Es la venganza que se toma el intelecto sobre el mundo. Interpretar es empobrecer, reducir el mundo, para instaurar un mundo sombrío de significados. Es convertir el mundo en este mundo”5

Para escapar de esta interpretación es posible que el autor busque una salida de emergencia realizando un arte abstracto, carente de contenido; pop-art, con un contenido sumamente directo; o un no-arte, como consideraban los dadaístas en las vanguardias de sus propias obras, entre otros ejemplos.

Pero sólo dándole una mayor atención a la forma podremos conseguir una crítica deseable para la fotografía: “Si la excesiva atención al contenido provoca una arrogancia de la interpretación, la descripción más extensa y concienzuda de la forma la silenciará”6 Susan Sontag.

Al darle mayor importancia a la forma y dejar por un momento el contenido a un lado, lo que hay es lo que hay y no significará más por muchos otros significados que le otorgues; damos una oportunidad a nuestros sentidos,  que en la actualidad, parecen adormecidos ante el mundo de la imagen (y en muchas ocasiones parece que también ante otros mundos). Debemos despertar esos sentidos e introducirnos de lleno en la forma para poder describir “cómo es lo que es, incluso qué es lo que es y no mostrar que significa”7 y poder hacer una crítica constructiva de la obra, en vez de destruirla a base de buscar significados ocultos inexistentes provocados por ese adormecimiento de los sentidos de la cultura “intelectual” que parece estar tan de moda. Al buscar un significado de la obra en el contenido, nos arriesgamos a caer en el error de Narciso, imponiendo una falsa verdad que sólo servirá para calmar nuestro propio ego.



1 “Contra la interpretación” Susan Sontag. Pág. 25. ED. Alfaguara 1996
2 “El beso de Judas. Fotografía y verdad” Capítulo: “Verdades, ficciones y dudas razonables” Joan Fontcuberta. Pág. 142. ED. G.G. Barcelona 1997
3 “Contra la interpretación” Susan Sontag. Pág. 29. ED. Alfaguara 1996
4 “Contra la interpretación” Susan Sontag. Pág. 30. ED. Alfaguara 1996
5 “Contra la interpretación” Susan Sontag. Pág. 30-31. ED. Alfaguara 1996
6 “Contra la interpretación” Susan Sontag. Pág. 37. ED. Alfaguara 1996
7 “Contra la interpretación” Susan Sontag. Pág. 39. ED. Alfaguara 1996

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