En un aspecto tan amplio como es la fotografía documental, he querido centrarme para este trabajo en los términos de “verdad” e “intencionalidad”. Puesto que no existe una verdad absoluta o única y, puesto que no creo que mi opinión sea relevante aquí, no voy a tratar de posicionarme ante el lector sobre lo ético o moral dentro del discurso que voy a seguir a continuación.
El término “verdad” en cuanto a la fotografía siempre ha sido un tanto polémico, y más en la actualidad, cuando la digitalización de la fotografía y las nuevas tecnologías están al alcance de un mayor número de personas. Se ha discutido (y más cuando se trata de fotografía documental) sobre la falta de “veracidad” unida a la posibilidad de manipulación o retoque de la misma. Sin embargo, casi desde el nacimiento de la fotografía, la manipulación de una imagen ha existido, y desde el momento en el que uno mira a través de la cámara, elige un ángulo, un foco, un encuadre...la fotografía deja de ser objetiva y pasa a formar parte de la “verdad” de cada uno.
Empezaré tratando de aclarar de qué hablamos cuando nos referimos a la fotografía documental.
Se le considera a la fotografía documental como un sinónimo de documento visual y, puesto que cualquier información fijada sobre un soporte se la considera documento, la podemos encontrar en distintos ámbitos de la fotografía, reportajes y documentales de todos los temas: reportajes de viajes, reportaje social, publicidad, moda, arquitectura, paisaje, fotografía industrial, retrato, fotografías de actualidad política, etc.
En cuanto a su función, el documentalismo intentará convencer al espectador, persuadirle, conseguir cambios en su conciencia con respecto al tema que trate, pretenderá ser testimonio...
A diferencia del reportero, cuya misión es testificar que algo ocurre e informar de ello, el documentalista quiere mostrar (dar a ver) para conocer, analizar, comprender, denunciar, sacar conclusiones, etc.
Una vez conocida la función de la fotografía documental, se plantea una cuestión sobre la representación de la realidad y la verdad de la misma, puesto que es lo que se espera de ella.
Creo entonces necesario hacer un recorrido histórico/teórico sobre la fotografía documental para replantear esta cuestión, basándome sobre todo en el texto de Philippe Dubois “De la verosimilitud al index” capítulo perteneciente a “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”.
1.Fotografía como espejo de lo real:
“La fotografía, ya se esté a favor o en contra, es considerada masivamente como una imitación, y la más perfecta, de la realidad.” 1 Philippe Dubois Se trata de la primera etapa histórico-teórica que aparece desde comienzos del siglo XIX.
En ella se destaca que críticos y teóricos empiezan a cuestionarse la función de la fotografía, ¿arte o documento?. Esta polémica proviene de la capacidad de la misma por captar la realidad.
Es Baudelaire quien afirma que “Es necesario pues que la fotografía cumpla con su verdadero deber, que consiste en ser la servidora de las ciencias y de las artes, pero la servidora más humilde (...). Que sea, en fin, la secretaria y el archivo de quien necesite en su profesión de una exactitud material absoluta (...). Si salva del olvido las ruinas correspondientes, los libros, las estampas y los manuscritos que devora el tiempo (...) entonces se le agradecerá y aplaudirá. Pero si se le permite avanzar sobre el terreno de lo impalpable y de lo imaginario, sobre todo aquello que sólo vale porque el hombre añade allí su alma, ¡entonces desdichados de nosotros!.” 2
Para Baudelaire y para tantos otros críticos, una obra no puede ser artística y documental a la vez. El arte es considerado entonces aquello que permite escapar de lo real; la fotografía, sin embargo, es considerada como la mimesis de la realidad, y por lo tanto, su función debe ser documental.
A todo esto se le une el pensamiento de la fotografía objetiva, puesto que se considera que es un procedimiento mecánico, automático, en el que no interviene directamente la mano del artista (y por esta misma razón tampoco puede ser arte), una fotografía es siempre objetiva.
Estas dos citas que añado a continuación creo que resumen bastante bien el pensamiento de esta época:
“Se trata de lograr algo cada vez más verdadero, de estar cada vez más cerca de la visión real que tenemos del mundo”. Philippe Dubois3
“Toda obra de arte refleja la personalidad de su autor. En cambio la placa fotográfica no interpreta. Registra. Su exactitud y su fidelidad no pueden ser cuestionables”. Encyclopédie Française4
Sin embargo, estas dos imágenes no demuestran exactamente la teoría que se apoyaba en esta primera etapa de la fotografía, puesto que la “realidad” está manipulada. Se trata de un fotomontaje de 1860 en la que una fotografía de Abraham Lincoln fue alterada, mezclando este retrato con el cuerpo de otra fotografía.
2. Fotografía como transformación de lo real:
Como reacción a la anterior etapa de pensamiento sobre la fotografía, desde finales del siglo XIX y principios del XX surge una nueva teoría: la fotografía ya no es un espejo de la realidad sino una transformación de la misma.
Entran entonces en acción variables como el ángulo de visión elegido, distancia respecto al objeto, encuadre, reducción de la tridimensionalidad a la bidimensionalidad fotográfica, variaciones cromáticas...ya no es una representación perfecta de la realidad. La realidad no está negada, está transformada, y por lo tanto, aparece la intervención deliberada del autor.
Como consecuencia a todo esto aparece la idea de ficción en el documento. Surge el pensamiento de que el fotógrafo interviniendo en la imagen no puede ser totalmente objetivo, puesto que es quien elige encuadre, situación, foco...y lo que es aún más importante, es guiado por sus propias creencias, pensamientos, experiencias...aunque sea de manera inconsciente.
“La foto se va a convertir en reveladora de la verdad interior (no empírica). Es en el artificio mismo que la foto se volverá verdadera y alcanzará su propia realidad interna. La ficción alcanza e incluso supera la realidad.”5 Philippe Dubois
La verdad se vuelve independiente de cada uno, ya no existe esa idea de realidad universal.
“Las fotos tienen para mí una realidad que la gente no tiene. Sólo por intermedio de las fotos conozco a esta gente”. Richard Avedon
En esta etapa el fotógrafo se da cuenta de que puede hacer que la imagen captada por su cámara genere otra realidad, más profunda, comunicar algo, despertar conciencias, naciendo así la fotografía documental social.
Jacob Riis (New York children, 1888)
Pero también se empieza a utilizar la manipulación en la fotografía para generar una idea al espectador; en este ejemplo de 1942, con el fin de crear un retrato más heroico de sí mismo, Benito Mussolini decide eliminar de la fotografía original al hombre que sujeta su caballo.
3. La fotografía como huella de lo real, como index.
“Conexión física entre la imagen foto y el referente que ella denota”6 Philippe Dubois
En esta tercera etapa la fotografía llega al espectador como un testimonio de que algo estuvo ahí, como una huella, sin que sea necesario que se parezca a su referente. Para Barthes la fotografía nos dice que “eso ha sido” pero no lo que “eso quiere decir”.
Entran entonces los términos de significación e interpretación.
Ahora comunicar la realidad psicológica es más importante que transmitir la realidad visual, las emociones del fotógrafo, sus ideas, sus experiencias... son fundamentales.
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Existe aquí pues, una clara intención por parte del fotógrafo documental, el propósito que motiva al sujeto a tomar determinadas fotografías es “querer hacer ver”, por otro lado también existe una intención por parte del sujeto que recibe la imagen, y éste le dará una interpretación, una significación según el contexto, cultura, ideas, experiencias...
Surge entonces una preocupación sobre la veracidad en la fotografía documental, aquello que hasta ahora nos mostraba una realidad y la aceptábamos como tal, es ahora una cuestión de intenciones donde adoptar unas actitudes u otras condicionará el resultado que posteriormente leerá de una manera u otra el espectador.
En la actualidad, la fotografía documental ya no pretende captar la autenticidad de un acontecimiento, ahora lo que importa es el símbolo del mensaje que contiene cada fotografía. La interpretación de los símbolos de esas imágenes dependerá de cada lector, que les dará una significación individual dependiendo de cada contexto, situación personal, experiencia, conocimiento...y es ahí en donde la moralidad de la manipulación actual de las imágenes se pone en entredicho. ¿Es ético o no retocar una imagen? Dependerá del cómo y del fin de esta manipulación.
“Se consideran fotografías documentales aquellas en las que los sucesos frente a la cámara han sido alterados lo menos posible en comparación a lo que hubiesen sido de no haber estado presente el fotógrafo.” (Fontcuberta)
En este caso presento el ejemplo de Walski Brian, que realizó una combinación de dos fotografías para “mejorar” la composición de la foto final que presenta para una portada de una revista en abril del 2003 y que fue despedido al ser descubierta la manipulación.
Pero, ¿por qué no puede ser aceptada si para el autor representa mejor lo que quiere comunicar o el momento del suceso?. Puede ocurrir que la unión de dos fotografías consiga una mayor realidad que cualquiera de las fotos que haya tomado por separado.
“Se consideran fotografías documentales aquellas en las que los sucesos frente a la cámara han sido alterados lo menos posible en comparación a lo que hubiesen sido de no haber estado presente el fotógrafo.” (Fontcuberta)
FOTOGRAFÍA DOCUMENTAL Y VERDAD
“La verdad no puede existir por sí sola, no es cualidad de nada, sino que es otra convención: depende sobremanera de cómo la imagen es culturalmente posicionada.” 7Joan Fontcuberta en Verdad, Tiempo y Memoria (Lápiz nº72)
La fotografía al final no es más que un conjunto de intenciones y decisiones por parte del fotógrafo y del espectador, y es cuando se discute sobre su moralidad, al llegar cada uno a una significación distinta.
Con la digitalización y las nuevas tecnologías como los ordenadores, móviles con cámara o Internet, el miedo a modificar la “verdad” ha aumentado, pero como hemos visto en los anteriores ejemplos, esto ya se podía hacer en el laboratorio, sólo que ahora hay un mayor alcance para realizarlo.
Pero es gracias a estas nuevas tecnologías y medios como Internet cuando podemos elegir o desechar la información y el documento, podemos salir del espectáculo al que pertenecemos, en el que la televisión nos vende una única realidad y a la que el público parece obligado a depositar su confianza, para pensar por nosotros mismos, para despertar, ya que nadie nos asegura que esos medios no estén manipulando la información. También gracias a Internet, a los móviles, cámaras de vídeo de aficionados, podemos tener información que ha sido censurada por algún motivo. Tanto es así que, en estos nuevos medios podemos encontrar imágenes, que también nos informan y tratan de hacer concienciar al espectador y de persuadirle, con un carácter tan documental como las de Jacob Riis o Eugene Smith.
(Imagen censurada de un soldado americano en Afganistan)
La supuesta objetividad de la fotografía ha sido casi desde que nació un arma poderosa para falsear o modificar la realidad de los acontecimientos. La fotografía pues, es subjetiva ante la verdad, no es una prueba de realidad sino una narración desde el punto de vista personal del autor, y la manipulación de la misma deberá ser juzgada, si lo es, ante la intencionalidad del autor, principal narrador de historias.
1 “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”. Capítulo 1 “De la verosimilitud al index”. Philippe Dubois. Ed. Paidos. Barcelona 1999 Pág. 22. 2 “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”. Capítulo 1 “De la verosimilitud al index”. Philippe Dubois. Ed. Paidos. Barcelona 1999 Pág. 24. 3 “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”. Capítulo 1 “De la verosimilitud al index”. Philippe Dubois. Ed. Paidos. Barcelona 1999 Pág. 28. 4 “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”. Capítulo 1 “De la verosimilitud al index”. Philippe Dubois. Ed. Paidos. Barcelona 1999 Pág. 29. 5 “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”. Capítulo 1 “De la verosimilitud al index”. Philippe Dubois. Ed. Paidos. Barcelona 1999 Pág. 40. 6 “El acto fotográfico. De la representación a la recepción”. Capítulo 1 “De la verosimilitud al index”. Philippe Dubois. Ed. Paidos. Barcelona 1999 Pág. 50. 7 Joan Fontcuberta. “Verdad, Tiempo, Memoria” (Lápiz nº72)